domingo, 4 de febrero de 2007

The Spartan

"We Spartans are descendants of Hercules himself. Tought never to retreat, never to surrender. Tought the death in the battlefield is the greatest glory you could achieve in this life. Spartans... The finest soldiers the world has ever known...".
Como patoso internauta escaso de ideas que navega más de dos veces en el mismo charco, me uno al movimiento "freaky" ante, para mí, el acontecimiento cinematográfico del año: 300, basado en la novela gráfica de Frank Miller. Espero ansioso, aunque me espero un videoclip.
Espartanos, el ejército de Grecia, condenado a combatir ellos solos al millón de persas que Jerjes movilizó en sus ansias de expandirse por culpa de la Carneia. Grecia se unió tarde, y con poca efectividad... No hacía falta más que el escaso escuadrón de Leónidas... Bastaba con las Termópilas, el infierno del mar.
Ni eran trescientos espartanos (en realidad, cada espartano llevaba dos esclavos, aparte de ejércitos aliados no griegos), ni tampoco eran un millón de persas (sólo 250.000... bueno, sólo no... un superejército contra 7000 guardianes de Esparta). La historia nos enseña muchas cosas, muchas proezas... y que sería cierta si quedasen vivos los perdedores para darse por eterno escrito algo de gloria incorruptible. Franco quedó vivo tras "su revolución", y mal recuerdo se mantiene de él. Igual pasa, por ejemplo, con Fidel Castro (abogado que cambió de lado, pero no de bando), Napoleón (revolucionario en la estrategia en el campo de batalla, y también ambicioso insaciable), o con el dudosamente mártir Ernesto "Che" Guevara (en toda guerra, llámese "guerrilla", mueren inocentes a manos de cualquier fusil). No se salva ni Cristo (por cierto, llamado "el primer comunista").
"-What must a king do to save his world?
- Instead ask yourself: what should a free man do?".
No soy espartano, ni griego, ni romano... Es más, disto mucho de compartir un legado histórico marcado en mi carácter con ninguna cultura, civilización... No soy distinto, ni carezco de indentidad. Pero no soy nada. Uno más, quizá, de los seis mil millones de personas que no tienen nada que ver los unos con los otros.
No fui a las Cruzadas, ni me levanté el 2 de mayo, ni formé parte de la Guerra Civil española, ni liberé ningún país en Sudamérica. Y nunca lo haré. Mi única participación será, desde bien pequeño, aprender a loar a estos personajes históricos (ya sabes: "quien mata a una persona es un asesino; quien mata a un millón es un conquistador", y "una muerte es una tragedia mientras que mil son pura estadística").
"Se nos conoce por nuestros actos"... por muy cabrón que seas. Ése es el legado que nos deja la Historia, donde Gandhi era un hindú y Martin Luther King era un negro, y nuestra máxima aspiración es dar con el abogado de O. J. Simpson si la cosa se pone fea. Y da igual cuantos millones caigan, incluso si formamos parte de ellos, para que la mierda no nos manche el pelo.
No levantaré una muralla kilométrica, porque no necesito defenderme de nadie. No levantaré pirámides, porque Dios no está en mis reyes. No construiré ningún jardín, porque no veo el suelo que piso. Soy de esos mortales a los que se les conocerá por sus palabras, no por sus proezas, y que será olvidado dos generaciones después.
No seré un Beatle, ni Aristóteles. No seré nada más que arena, agua y horizonte, ni siquiera justicia, tierra y libertad. Llamado al llanto, al lamento y a la búsqueda de la felicidad. El eterno camino hacia un paraíso terrenal. "Eterna búsqueda convertida en eterna espera", como he dicho muchas veces. Presa de mí, mi yo interior grita por esta boca cerrada; el instinto no encuentra salida en un corazón lleno, pero vacío de valor; el odio y el amor se confunden en la indiferencia; y un siglo no bastaría para encontrar el lugar, la razón y el momento de pisar qué, por qué, dónde y cómo deba hacerlo. Un aliento de vida que se escapará, desaprovechada, dando paso a otra que se sabrá extinta prematuramente. Mi escudo es mi piel, y mi espada es mi tinta. Sólo el arte de defenderme con palabras que poca justicia y respeto muestran hacia lo que siento. Nada más. Nada más detrás de mí. Nadie más.
"A new age has begun. An age of Freedom. And all will know that 300 Spartans gave their last breath to defend it. [...] We will stand and fight... And die".
Yo no soy espartano, por mucho que lo desée.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bello, sigue así...tu género es único!!!
Por cierto en el anterior post decías q sólo podía contestar yo... acaso debería darme por aludido cuando hablas con tu alter ego y le llamas gilipollas ???
El caso: dudé y dudé y aunque tengo una posible interpretación a tu post no sabía realmente q aportar...simplemente leí y dejé q me sugiriera el patetismo metafórico y emocional que pretendías... y que sería de nosotros sin compartir sentimientos en este formato???
Un abrazo...CAESAR DIXIT!