Orillas verdes de tu mar
en calma, en soledad,
que brindan a la vista
una magia tal
que sólo a tus ojos
puede ser comparada.
Cada noche en abandonas
para vestirte de negro y perla.
Yo, con la almohada en la cara,
sueño contigo con fuerza,
pero en mi sueño, te alejas.
Sí. Te alejas. Gritas que
no quieres, pero avanzas
en dirección contraria a mí.
Y despierto. Veo mi reflejo
en espejos, vasos..
Veo mi cara en los charcos
y los niños saltan sobre ella
sin piedad, sin miramientos...
A ellos no les duele.
Ellos sólo quieren correr,
y en sus sueños vuelan.
Ellos no sueñan con libertad,
ni piensan en el amor.
Ellos son la inspiración
y el resultado de toda madre.
Ellos son la razón, y la inocencia,
la paciencia y la pasión...
De Dios, una reminiscencia.
De papel, una legión.
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