viernes, 4 de abril de 2008

Emperatriz de Emperadores

Silencio, que hable el alma,
que inunde con su saber
la paz de mi oscuridad,
este hábitat natural
donde esconderse mis fantasmas
de final escrito a la espalda
y una vida entera por derrochar,
revivido en el descanso de la carga
que es el deber y las ganas de luchar.
Porque un buen día
lo puede tener cualquiera
para, cual Ave Fénix,
revivir de las cenizas,
ser una fuente incansable
de amor, paciencia y auto estima,
lanzarse al vacío, con carrerilla,
y a la autopista hacia el hogar,
abstenerse de la mala vida,
y que ayudes, ¡oh, Ángela mía!
a reconstruir con tu saliva
las alas del fuego malheridas
de este tu ángel caído,
compartiendo lágrimas y temores,
sangre, demonios y camino,
penas, vino y sudores,
sólo contigo, vida mía,
Emperatriz de Emperadores.

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