viernes, 15 de febrero de 2008

16 de febrero

Adormilado y herido,
sumido en el dolor
apostillado en el rencor
de verse siempre perdido.
Narcotizado y sin sentido,
acostumbrado a llorar,
tragando voz al gritar
a un ángel gris abatido.
Despertando dormido,
durmiendo y, sin despertar,
acomodarse y soñar
un corazón descosido.
Y olvidar lo venido,
las costumbres venideras,
el caer de las escaleras
del cerebro enloquecido.
Y mi futuro impedido,
mi alergia a la religión,
mi falta de vocación,
mi país desconocido...
... y un paraíso sombrío,
ese ayuno de drogas,
ese cuello en la soga...
... y estos pies en el río.

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