Como el faro de una isla desierta, atraigo a barcos perdidos que, por mi culpa, acabarán a la deriva. Y vivo contento, porque esa es la función. ¿Conclusión? Hay tres tipos de personas: los que mueren felices, los que mueren realizados y los que creen que nunca morirán.
¡Qué absurdo! Somos cuatro moscas picoteando de la misma mierda, y nos preguntamos quién la cagó. Contradictoriamente harto ya de ser indiferente a todo (pues debería darme igual, por continuar con la tradición), me siento incapaz de pensar en mis problemas como tales, pues la mayoría sólo son dudas, a la vez que incapacito a los demás a la hora de sorprenderme con los suyos propios. Y, por contra, sigo estando ahí, sigo siendo infalible. Infeliz, infalible, y miembro honorífico de El Club de los Imposibles: una vida, un deseo pendiente (conjunto de moscones que quieren desengarcharse de la mierda para comer del aire que sale de sus bocas).
¡Qué absurdo! Somos cuatro moscas picoteando de la misma mierda, y nos preguntamos quién la cagó. Contradictoriamente harto ya de ser indiferente a todo (pues debería darme igual, por continuar con la tradición), me siento incapaz de pensar en mis problemas como tales, pues la mayoría sólo son dudas, a la vez que incapacito a los demás a la hora de sorprenderme con los suyos propios. Y, por contra, sigo estando ahí, sigo siendo infalible. Infeliz, infalible, y miembro honorífico de El Club de los Imposibles: una vida, un deseo pendiente (conjunto de moscones que quieren desengarcharse de la mierda para comer del aire que sale de sus bocas).
No soy el único componente del club, pero quizá si el único que siempre ha vivido de imposibles (al menos, de improbables), bien secundado por víctimas de la diferencia de edad, de los regalos con adjunto, de espejos polarizados... y de que cada uno sea cada cual.
No sabemos quienes somos, pero sí cómo somos. Y allá donde vayamos, allá encontraremos nuestros problemas, nuestra personalidad, y nuestro único equipaje: este amor al arte del amor, al arte de soñar que, aunque no seamos quiene queremos, y que nuestra almohada sea de la soledad, despertaremos de la mano de quien amamos. Ya no hablo de amor; metaforizo al deseo.
"Y así termina el día", como dijo el poeta, "con una prosa sombría" en la que, como en derrame cerebral, babeo mis... lo que sean. Pero me voy con la idea, más bien impresión, de que tengo algo que mucha gente ha perdido en otros brazos: personalidad. ¿Razón?...
"El Diablo no lucha; seduce".
1 comentario:
Jajaja...
Burlón, irónico...¿siempre has de tener una carta marcada bajo la manga?
Me gustó para no perder la costumbre, ya sabes, y me hizo gracia por supuesto; gran capacidad la tuya de poner ese punto de humor tenebroso, a los sinsabores que nos gobiernan.
En definitiva... agridulce sátira aderezada con un final esperanzador, o cuando menos reafirmador... buen artificio (será que la mierda que picoteas no es tal? o es que al fin te das cuenta que todo lo que hay para comer es el susodicho producto?).
Por cierto, no veo la hora de que llegue el lunes y compartas conmigo 6 horitas de pie....yum yum!
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