Nunca vi luna que brillara como tus ojos,
ni tampoco mares como el que mueves a tu antojo.
Y entre hielos, me derrites de pasión,
y entre cielos me nublo de emoción.
Tu cara y tú, cómplices de un sueño.
Amanezco con la intención de ser tu dueño.
Porque ves sin mirar, y miras a tu espalda,
y das la espalda a quien te intenta quitar la ropa.
Riegas a diario la punta de tu espada...
esa espada que defiendió a capa tu boca.
Y, ¿para qué pensar, si tu me quitas el aliento?
¿Para qué comer, si pensarte es mi único alimento?
Para nada, porque tú eres mi obsesión,
tu eres mi destino y la letra de mi canción,
una paloma en mano que me eligió entre un ciento;
una fuente de agua clara que sacia mi lamento.
Y tú, que te alejas y que vuelves,
tú, que te vas y, cuando quieres, vienes,
tú... que por ti mataría si no te veo...
Por ti me quitaría la vida si fuera tu deseo
porque mis latidos son las rachas de viento
que salen de tu boca cuando paro para ti el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario