(Lom-C)
Siento mi corazón latir.
Soy un alma sin cuerpo.
Soy un triste recuerdo olvidado.
El rencor eterno.
Día y noche vagando sin rumbo,
buscando calma.
Aquí comienza el ritual.
Mi espíritu es la voz que salva...
La sombra que alumbra
mi tumba
es mi juventud.
Aquellos golpes en mi sien retumban.
Bajo esta cruz,
mis sueños son sangre
y están tiñendo mi vida...
están ciñendo esta soga a mi cuello.
Es mortal herida.
Mis manos intentan tocarte,
pero se pierden
en el vacío de mis triste muerte,
en otro espacio.
Soy energía cegada por rabia,
soy sólo histeria,
magia convertida en tragedia,
odio y miseria.
Soy materia
que se pudre entre marmol, flores y cruces,
la historia de cuando amanece
y tú ya no reluces.
Olvidado en el tiempo...
tiempo cruel que me encerró
bajo estatuas de hierro.
No por error fue mi destierro.
Si miras en mi tumba
podrás sentir mi aura,
la magia, la dulzura
de mis gris nostalgia.
En mi sepultura
cadenas en mis pies te dan alcance.
Látigos en mi piel...
Comienza el trance;
es como un cáncer.
Dancen al son de mis lamentos y mis miedos.
Escúchenme llorar a solas en este desierto.
En el andén
de la estación del Bien
vivo esperando
un expreso hacia mi último Edén
y un memorandum.
(Dash)
Puedes escuchar la voz
en tu interior
desde el otro lado.
Fui desterrado al submundo
de los condenados,
aislado de seres queridos.
Mi realidad es un relato sometido
al olvido bajo una lápida.
La oscuridad me tiene preso
en esta fosa
dede que mi nombre quedó impreso
en esa losa.
Mi cuerpo reposa
mientras mi alma vaga
sin encontrar la calma
en este campo de lirios y rosas.
Sólo recuerdo aquel momento,
el día de mi ejecución;
la vida pasó fugaz ante mí en el paredón...
el dolor de una infancia en guerra
que encierra desgracias...
"¡¡Cuatro disparos os bastan,
pero os falló el tiro de gracia!!"
Mis constantes vitales bajaron,
mientras mis venas se vaciaron en tierra
ausente de Democracia.
El fin de mi existencia fue una condena
en una caja de pino a medida
para una despedida eterna.
Una escena de pánico y pena
fue el despertar
dentro de un féretro herido
entre un silencio espectral.
El oxígeno me abandonaba...
caminaba sin aliento
hacia el Monte de las Ánimas...
"¡¡No, no quiero ser pasto de insectos!!"
Puedes ver mis uñas arrancadas
marcadas en la tapa;
intento inútil de escapar
de la muerte que allí reinaba.
"Ayudadme, por favor",
gritaba sin solución.
Condenado vivo
es el motivo
por el que hoy pido
mi exumación.
(Madnass)
Ella me hizo una promesa incumplida
de una vida.
El Sol me fue vetado;
la Luna y las estrellas prohibidas.
Dármelo todo fue el producto de pasión insostenida;
más tarde, robármelo, oculto instinto homicida.
Ilusiones perdidas,
sueños de gloria hechos pedazos
a causa de mierda ingerida
durante el embarazo.
Yo sólo le pedí abrazos
y me ofreció su desprecio.
El vicio era su ocio,
por ello pagué un alto precio.
Sin previo juicio,
condenado a siglo eterno entre dos mundos,
donde vago sin rumbo
entre el Cielo y el Infierno,
sin veranos, ni inviernos,
con un dilema interno:
desde ayer no pienso en nada más
que no sea ver su cuerpo moribundo.
No vi la luz ni un segundo...
¿Es tanto lo que imagino?
Tenía derecho a regalarme un futuro,
no un destino.
Mi camino minó en un episodio.
El amor negado
me trajo a este lado
donde me he llenado de odio.
"¿Quién te dio derecho a decidir mi suerte?
¿Hay razón tan fuerte
para que antes de nacer te condenen a muerte?".
Tras aquel cuerpo inerte
queda un espíritu vivo.
"Veo cómo malgastas lo que me robaste sin motivo.
Yo pido justicia ciega para ti,
que una sobredosis de lo que me trajo aquí
te haga estar junto a mí.
Pido un justo fin
de tus días
allí donde no fui.
Verte morir poco cambiaría,
pero me haría feliz".
(Nach)
No pude esquivar
el impacto frontal y mortal.
No puedo escapar
de un repentino destino final.
Llegó el final de mis días
como una punzada,
y, tras tres vueltas de campana,
atravesé la ventana.
Desangrado en la calzada...
Visión de mi propio entierro.
Veo a la Muerte vestida de negro.
Me aferro a mi esperanza,
pero mis fuerzas no alcanzan
para respirar,
y tanta añoranza
me hace delirar.
Testigo de mi propio holocausto
con sólo treinta,
moribundo y exhausto
en una autopista desierta.
Mi mente, aun despierta,
dice que aguante,
pero mi cuerpo agonizante
vive su último instante.
Trepidante sensación,
mientras elijo una oración,
dudo si Dios es tan sólo una ilusión.
Desesperado y sin tiempo para una mísera lágrima,
escribo mi última página
y recuerdo mi infancia en milésimas.
Me elevo...
Me veo tirado en el suelo.
Ya no hay dolor.
Ángeles y demonios danzan a mi alrededor.
Veo un resplandor frío como una roca...
Choca contra mí, me toca...
Una voz invoca
mi interior:
- "Soy la Muerte y he venido a llevarte conmigo".
- "Pero, ¿qué será de mi esposa y mi hijo,
mis padres y amigos?".
- "No mires atrás y olvida el tormento.
A ellos les tocaré
y me llevaré
su alma cuando llegue el momento".
- "Pero aun me queda mucho por vivir,
mucho por hacer, mucho por amar y sentir.
No me puedo ir".
- "Ese ya no es tu mundo; has cruzado
al otro lado.
Tu hora ha llegado,
y no la puedes elegir".
- "Es injusto y triste.
¿Por qué eliges a tu gusto?
¿por qué existes?
¿por qué viniste a por mí antes de tiempo sin más?
Quiero ver otro amanecer
y a mi hijo crecer,
no desaparecer
para no volver jamás".
- "No hay vuelta atrás; es tu destino.
Naces para morir, ese es tu sino.
No hay que perder un segundo.
Te espera la Oscuridad
para toda la Eternidad.
Vendrás conmigo
para ver el mundo".
Por Arma Blanca

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