Al son
de la maldición
de tanta presión,
difícil decisión
es encontrar la dirección.
Qué pasa cuando el corazón
se queda en su prisión,
cuando la conciencia pierde la razón
y hay que bailar al son
de la maldición
de tanta presión,
como hallar motivación
y encontrar la inspiración.
¿Qué pasa cuando no hay perdón?
Sólo luchar sin compasión...
Ni retirada, ni rendición.
¿Qué tienes?
¿Quién es tu padrino?
¿Mantienes bajo llave tus bienes?
¿Controlas tu propio destino?
Tan dañino
como un cáncer
en constante avance...
Infinito alcance.
Por mucha mierda que lancen,
no conseguirán librarme del placer.
¿Qué coño puedo hacer,
si rimar es lo único que yo sé hacer?
Así lo hago,
y si no te trago
es porque eres vago.
Sobre tu mierda, chico, venga a hacer estragos.
¿Aun crees que ento me puedes vencer?
Si sólo estás en Bachiller...
No juegues con el Canciller.
Si el no saber
te hace enloquecer,
puedes creerlo:
ese problema
no vale la pena
resolverlo.
Soy amo del dinero, y no su siervo.
Del verbo, señor y dueño.
Y que le follen al mañana;
ya nada me quita el sueño.
Mi padre me enseño a saber perder,
a ver que todos son amigos hasta que llega el alquiler.
Por eso tengo prestigio.
Me llaman "Hijo Prodigio",
"Einstein del Rap" que la ciudad como refugio eligió.
Y hoy las palabras quieren salir solas...
Rimas tan poderosas que a veces no las controlas.
Y así continuaré siempre fiel a lo que piense,
desde el día de mi parto hasta que visité al forense.
Entre el Dragón...
Ni Retirada // Ni Rendición
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