viernes, 26 de octubre de 2007

Palabras bonitas

No quise despertar,
como tantos otros días,
desde que descubrí
que mi vida se dormía
cautiva de la espera
de una ilusión tardía.

Fue mi infancia reflejada
en el torrente de mis venas
que murió mal asfixiada
bajo el agua en la bañera
por donde se esfumó
mi inocencia en su patera.

Y tú, oh, mi blanca pantera,
lamiendo el sudor de mi carroña,
mides a zarpazos mis afueras,
entallas en piel tu silueta,
y siempre acabas, niña ñoña,
yaciendo en cueros a mi vera.

Entre humo de ciudad
y dolores de muñeca,
con escasa vida social
y resaca de sol y cerveza,
entre tanto dolor y llanto,
y con esta cara de santo,
tu fría sonrisa
me calentó la cabeza.

Tergiversas mis palabras,
y son palabras que se clavan;
otras sólo nacen y vuelan
como buscando aparcamiento,
son otra brisa que se apaga...
y caen por el peso de mi aliento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno y lo he entendido bien, pero no me ha gustado la parte de resaka de sol y cerveza, no en ese contexto..

Delkhan dijo...

Te lo explico luego, corazón.