Hay veces que ver tu cara duele,
entre luces y sombras y aire,
en esas madrugadas que tanto escuecen
al ver el brillo de las perlas que son tus dientes.
Aprietas y sueltas, y te diviertes
saboreando mi sangre en tu fría tierra.
Ríes, juegas con el tiempo a veces,
y haces de mis huesos trinchera en juegos de guerra.
Eres semilla en mi piel
y escombro de mis castillos de aire;
eres mi cimiento a su vez,
y enmascarada tristeza para el baile.
Eres ahogo y sin sentido,
eres mi paz, mi pan, mi vino...
Eres agua que se ha de evaporar
y la amargura sangrante del vencido.
Y me deslizo por tus manos y tu piel
mientras tú vas agrietando la mía;
y yo voy poniendo, uno a uno, a tus pies
aquellos sueños, aquel saber, aquella alegría.
Y sé que nunca dejarás un buen recuerdo,
mas nunca, por inmenso que sea tu empeño,
podrás, mi ángel, mi luz, mi cárcel, negar
que fuimos (tú, mío; yo, tuyo) dueños.
Nunca faltará a mi mano un buen amigo,
fiel, fuerte, formal... simplemente sencillo,
comprensivo, diligente y afectivo,
cuya presencia es escasa para un adicto.
Y vela por aquellos que te ven eterna primavera.
Vela por los que aún han de descubrirte entera.
Vela por todos, en fin, dulce y despiadada ama,
y le das un beso a todos cuando muera.
1 comentario:
Ya vuelve la musa de la inspiración eh? ves que no podía irse muy lejos, buenos versos..siempre me entero de cuando publicas, tengo un radar jeje
bessos
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