Hacía años que no lloraba. Tantos que ni recuerdo la razón, ni cuánto dolor... No recuerdo nada de aquel día, ni cómo me sequé las lágrimas y enterré el dolor en lo más profundo de mí para no volver a sacarlo nunca. Seguramente, porque me conozco, nadie supiera que lloré, nadie sabría de razones, aún siendo el causante, y me quedaría mirando absorto al horizonte preguntándome a mí mismo: "¿Merece la pena...?". La merecía tanto como la desmerecía. Era tan importante para mí entonces como el tiempo que me iba a demostrar que, en realidad, no lo era.
Como siempre, ocultado el dolor, caminaría con el miedo de encontrarme con alguien que supiera leer en mis claros ojos, siempre con la intención de ocultar lo que pienso, de convertir mi cuerpo en una coraza más en el saco, la más fuerte de todas, con la cabeza gacha, mordiendo el labio, buscando la razón que me hizo llorar para mirarla a los ojos y decirle "Hazlo otra vez, que no puedo fingir que no me importa", vagabuendeando por las calles, con los puños apretados, enredándome a patadas con las paredes buscando un dolor físico que anestesiara el anímico (cosas de las endorfinas), y volviendo a casa para empapar una toalla blanca, siempre blanca, en agua templada o fría y, así, llorar y volver a llorar con ella enrollada en la cabeza, tapándome la cara, secándome las lágrimas al mismo tiempo que simulaba las que no se atrevían a salir, porque me cuesta tanto...
En realidad, no recuerdo como fue, pero así me gustaría que hubiera sido. Y de hoy... lloré, sí, como un niño de 12 años que ha perdido el juguete que su madre le regaló porque a ella le apeteció, un regalo de amor sincero y puro, y que se siente culpable por haber roto el corazón de su madre, su pobre, inocente y humilde madre.
Al final, gracias a la intervención divina de alguien a quien llamo "hermano", acabé llorando de alegría, llorando de risa, cruzando la linea de la desesperación a la euforia a una velocidad tan rápida y mortal que, de ser consciente, me habría mareado y, como siempre que lloro, habría acabado vomitando sangre en el baño.
Me puede la presión de ocultar una decisión que marcará un antes y un después en mi vida; me duele saber que tendré que redefinirlo todo partiendo de cero, sin nadie a quien agarrarme con quien compartir la carga de mi inmadurez; soñando aún con ser la persona que sueño con ser desde los 14 años, y que cada día se aleja más de la realidad; y sabiendo que lo que quiero, no lo merezco; sabiendo que el día que merezca lo que quiero queda tan lejos que, a mi paquete y medio de Fortuna al día, no tendré tiempo suficiente de disfrutar. Nunca me arrepentiré de mis pecados; no tendré tiempo.
Sólo me queda la personalidad y un puñado de amigos que juntos se convierten en un puño, sólo uno. Pero nunca nada es suficiente. Dios se apiade de mi alma y aparte a aquellos que me quieren de mi camino cuando sea necesario. Así sea.
"Pero... ¿acaso sabes quién eres, lo que tienes, lo que sientes, si la vida te trata tan mal como crees, si toda esta farsa en que crees que vives tiene en verdad sentido pleno, si se lo das tú, si te lo dan los demás...? ¿Te crees, por un casual, un sueño robado o, por el contrario, aún sueñas con convertirte en una supernova capaz de eclipsar a todos los demás con el rebosante carisma que no tienes? ¿Te crees acaso, imbécil, estúpido infeliz, que eres libre de hacer lo que quieres, que tienes ataduras que te lo impidan... que, en realidad, merece la pena sudar, llorar o seguir viviendo si no quieres? Al fin y al cabo, te vas de un sitio por disgusto con todos sus factores... Si tan poco disfrutas, ¿te compensa quedarte aquí conmigo?", dice la voz de mi conciencia.
PD: Todo esto, aún basado en una canción para poder encontrar las palabras, es real.
2 comentarios:
joder que bueno, creo que todos nos hemos sentido alguna vez como tu, solo que otros lloramos en la ducha..quizás tamb por la partida de alguien que nos deja solos, pero una partida distinta tal vez..
por lo demás yo tampoco creo que llegue a alcanzar nunca lo que quise ser hace años ¿quién sabe? a lo mejor
lo que acabe siendo no sea eso pero no me disguste tanto, tamb hay sorpresas buenas.
bessos
AUTO ENSAYO TRAGICÓMICO????
No has pagado el canon de derechos de autor por utilizar mis definiciones...mmmm...
Aparte de tu delito (sabes que te lo perdono todo, y que lo tuyo es mío compañero) me gustó mucho, en serio...
El más grande de mis abrazos es tuyo, ya lo sabes...
Publicar un comentario