Qué más dará mi historia,
que brilla por su ausencia.
Qué más dará esa gloria
que no persigo, y no me encuentra.
Qué más dará, en fin...
Ya no pienso en el pasado,
ya no pienso en mí,
ya no pienso...
aunque ya estaba acostumbrado.
Ya no hay brindis a la vista,
ya no hay vasos para tal,
ya no hay caras pesimistas,
sino optimistas por despertar.
Ya no hay coco que comerse,
ni noches que trasnochar,
ni tampoco día en que llegue el coco.
Murió todos Dios por quien llorar,
todo Dios a quien rezar.
Todo y nada es lo que hay,
y hay más de lo esperado,
y por haber, habiendo lo deseado,
hay poco que confesar.
Hay poco que malgastar,
si es que la escasez es algo,
no hay infancia, no hay lagar,
ni sabor de vino amargo,
no hay mar para mis aguas,
ni arenas para mi sal,
ni aliento de los fantasmas
que no me quisieron dejar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario