martes, 20 de junio de 2006

Exaltación del ego

Rompí el balance
de la pesa de la Muerte.
Me dejó para el último
porque lo echamos a suertes
y gané aquel lance.
La vida no es lo que pasamos
mientras uno muere,
sino que es el trayecto
entre que tocamos fondo
y tocamos techo;
es el tiempo que tardamos
en cavar nuestra zanja.
Yo me bloqueé,
abrí a la banda,
cambié de juego
y la clavé de tres
ante el mismísimo Cerbero.
Sus palabras a mis pies
se presentaron como siervos,
y con mi brillante sangre
levanté este nido de cuervos,
y hasta 35 pulgadas
creció el tamaño de mi ego,
el mismo que escupe sus batallas,
el que desordena sus papeles
cerrando sus heridas con grapas.
Pasé de la prosa al verso;
mi intención es plasmar
esta imperfecta realidad
en un continente perfecto
donde ojeo y pierdo la mirada,
guiño tras guiño,
porque, para mí,
la insiparión y la influencia
está ahora y aquí,
(fragilidad en la cuerda floja)
expresada en cada cara,
como los buenos amigos...
Aquí y ahora.

No hay comentarios: