jueves, 4 de mayo de 2006

Cura de humildad

Y, como sucede en los casos en que no me encuentro muy católico, sigo con mis cuestiones de incuestionable debate y mis reflexiones reflexivas. Hoy he leído en el periódico que el Gobierno pretende llevar a cabo una ley para el cambio de sexo antes de que el año 2006 termine. Veamos. ¿Qué se pretende regularizar con esta ley? ¿Qué derechos de los transexuales se verán reflejados en ella? No lo sé, pero la verdad es que, chistes aparte, suena un poco ambiguo. Yo supongo que lo que esa ley contemplará es que los transexuales tendrán los mismos derechos que los homosexuales; es decir, una vida normal, matrimonio, etc.
Pero esto va más allá de una simple ley que a mí no me toca ni de lejos. Esto se convertirá con el tiempo en una nueva razón de manifestaciones antigubernamentales criticando al PSOE y demás partidos afiliados o aliados a la hora de dar a luz este argumento legal por "dar un paso atrás" o, incluso, de prostituir las Cortes con asuntos de barrio bajo o profanación de esto y aquello... En fin, ponerse en contra de derechos de personas que, como personas, bien están en su derecho, obligación, o como quiera llamarse, de reclamar como hombres y mujeres libres que, en en este caso en particular, creen que no les corresponde lo que la naturaleza quiso darles de cintura para abajo (por entrar en más detalles).
Lo que quiero dejar claro es que aquellos que ven a los homosexuales como enjendros, seres anormales o desviados (cómo me cuesta escribir esta palabra), han de tener en cuenta también que, como hijos de Dios que son, como hijos de Dios han de ser tratados, como personas naturales, íntegras y tan válidas como yo o cualquier otra persona. Así que, cualquiera que piense que todas las personas son hijas de Dios, que Dios es infinito y perfecto en obra y gracia, bien debiera pensar que, o bien transexuales, homosexuales, bisexuales y demás también lo son, o bien que Dios no existe.
Digo esto no por crear polémica, sino porque tanta hipocresía se me antoja difícil de tragar, tanta intolerancia me resulta intolerable, y porque mañana, si no hoy en nosotros mismos, nuestros hijos, sobrinos o nietos bien pudieran ampararse bajo estas leyes, y... ¿qué haremos nosotros: luchar con ellos o contra ellos?
Aquí abro el debate y expongo mis argumentos, no sin antes recordaros, o informaros, que la política es un tema que me da alergia... y estamos en primavera. Colaborad.

1 comentario:

Talk Tonight dijo...

ATCHIÍS!!!!
Estornudo por tu alergia a la política, y te digo que no gastes energías en una de tantas "cortinas de humo" que nos tiende el Gobierno con su "política de minorías", a fin de desviar el debate político de otros temas de mayor actualidad como son subvenciones, futuro Estatuto de Autonomía Andaluz, proyecto de tregua de Eta con la demanda bajo cuerda de anexión de Navarra...
Los derechos de las personas son incuestionables, y estamos en un país en el que hasta los inmigrantes ilegales tienen derechos incuestionables como amparo y atención de urgencias en la seguridad social (que pagan tu padre y el mío por cierto).
Así que abrir un debate en torno a lo que deben o no deben tener derecho no dejará de ser papel mojado...
Ahora bien...debatir (como también planteas) sobre la doble moral y ética de los españoles en estos temas, es otro cantar.

ATCHIÍS !!!
Si te digo yo que mejor no entramos en política, y solucionemos el mundo con ideales...