lunes, 25 de abril de 2005

Víctima del éxtasis poético

¡Oh, inmortal Poseidón, el del furioso tridente!
A ti me encomiendo en esta difícil empresa.
Propicia que este velero llegue a buen puerto.
Permíteme llevar a cabo los designios de Afrodita, nacida de las olas.
¡Oh, Calíope, augusta entre las Musas!
Haz florecer el jardín.
Trae la rima...

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