Entre gente que come de guisado, aquí sigo yo masticando crudo. Cualquiera entra en mi zona. No intimido ni a los grillos. Esta puta vida casi rústica es mi problema. Esta necesidad de convertir el sueño de los demás en un escondite para liberarme de presiones, para ser sincero conmigo mismo, con el mundo, con mi dolor. Esta puta vida novata, vomitiva, agónica y angustiosa. Ni una a derechas. Ése es el resumen.
Hoy es uno de esos días que tanto me gustan; esos en los que los problemas pasados recuerdan el camino a casa y te dan por culo hasta decir basta, hacen que mires tus brazos de otra manera... y te cambian, aunque sólo sea por un instante. Tu autoestima fluctúa, se pasea de arriba a abajo, te da en la cara y luego te pisa. Y acabas por besarle el culo. Harás todo lo que te diga... pero hoy no dirá nada. No es éste el día en que te creas dueño de tu vida. No serás tú, sino tus circunstancias, esa otra parte de ti incontrolable, a la par de rutinaria, que también deja ver claroscuros muy negros. Ni el Sol brilla.
Y, a sabiendas de que el límite está en ti, no te da mucha libertad para actuar, para pensar... Esclavitud reflexiva. Eres tu Dios, tu Diablo, tu alfa, tu omega... Lo eres todo, pero no quieres ser nada. Quieres ser tú. Quisieras morir, y quisieras, simplemente, seguir viviendo.
Pero mañana será otro día... muy parecido a hoy, si nada lo remedia, pero otro.
No sé si me explico, pero es que ni siquiera eso sale bien hoy.

PS: No pretendo contar nada; sólo desahogarme. Ni siquiera la familia o los amigos me han escuchado.
PPS: La foto representa a Prometeo (visto que, al parecer, por la noche se regeneran mis nervios para que se crispen a la mañana siguiente)
No hay comentarios:
Publicar un comentario