martes, 8 de agosto de 2006

Hijo de la Luna

Con un dolor de cabeza de los que cabrean a una mona, me aventuro, tras una inactividad de no sé cuántos días, a escribir y actualizar mi blog. Mi vida hace tiempo que dejó de ser la que antaño fue; ahora es completamente distinta: impersonal, tediosa y ajena por completo. Como si en un títere me hubiera convertido, me muevo al son que rige el viento que menea mis hilos, a convivir con una "responsabilidad" que me coarta todo tipo de independencia o libertad.
Los días pasan en un eterno momento a la velocidad de la luz que se esconde tras la Luna, una Luna que, harta de fados, suelta fuego por la boca para abrasar mi sueño a la vez que emite un somnífero silvido con el que me recuerda que mañana será otro día... otro día igual... otro día mejor que el siguiente.
Y es por esto por lo que pienso constantemente en la teoría de la lavadora: cuando ésta se estropea, siempre se tiende a cambiar una pieza por una nueva, con lo que el efecto del resto del mecanismo es el de forzar (hay una pieza que funciona de mil maravillas), y acaba de estropearse del todo, incluida la nueva inquilina.
Como veo que no me explico (porque no quiero escribir lo que pienso, ni tampoco pensar en escribir más -mal día, mala semana, mal mes... mala temporada de una tira de serie C-), acabo por dedicar un tema a mis lectores (que se cuentan por millones... de células) elegida en base a la musa de hoy. Se llama "Enfant de la Lune", de Psy4 de la Rime.
Un placer. Todo vuestro, Gonzalo J.

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