miércoles, 16 de agosto de 2006

Eco

Y la vida se llevó
a mis seres más queridos:
suerte, sueño y honor;
hoy siervos del olvido.
Memorias que vuelan y escapan
de la prisión de mi cabeza;
flotan, sueñan y hallan
el irreal camino a la certeza.
Yo, capaz de todo;
yo, capaz de nada.
Hechizos de brujas
en cuentos de hadas
son los 21 años de estos pies,
pues caminar de memoria
es lo único que queda.
No soy más que sueños
y recuerdos en papel
recelando otra primavera.
Pero busqué razones,
y encontré en un cenicero
un as de corazones
donde apagar el sabor de otro "te quiero".
Amé, odié y lloré,
como todo el mundo.
Creí en Dios y perdí la fe;
preguntaba y seguía mudo.
Y sé que 20 años no son nada,
como reza un tango de Gardel,
pero levantaron una barricada
para que defendiera mi Torre de Babel,
y me dieron la esperanza
de ver que donde no llegan las palabras,
hay una mirada que alcanza.
"No sabes de dónde vienes,
ni tampoco a dónde vas",
es lo que mi mente predijo.
"Polvo eres,
y en polvo te convertirás"...
Los ecos de mi bautizo.

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